Rasgos del humanismo


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Algunos de los rasgos ideológicos del humanismo son, por ejemplo:
  • El antropocentrismo o consideración de que todo gira en torno al hombre frente al teocentrismo medieval.
  • Se restaura la fe en el hombre porque posee valores importantes que no conviene despreciar.
  • Ya no se desprecia ni la fama en este mundo, ni el dinero, ni el goce epicúreo de los sentidos.
  • La razón humana adquiere valor y en pintura, mediante la perspectiva, se unifica con un punto de fuga racional la escala antes expresionista de las figuras.
  • Se ponen de moda las biografías de Plutarco y se proponen como modelos, frente al guerrero medieval, al cortesano y al caballero que combina la espada con la pluma.
  • Se ve como legítimo el deseo de fama, gloria, prestigio y poder (El príncipe, de Maquiavelo), valores paganos que bonifican al hombre frente a otros que lo reducen al compararlo con Dios y degradan esos valores a la categoría de pecados según la moral cristiana y la escolástica.
  • El comercio no es pecado y el Calvinismo glorifica el dinero como señal de que Dios ha bendecido en la tierra a quien trabaja.
  • El Pacifismo o irenismo: el odio por todo tipo de guerra.
  • El deseo de la unidad política y religiosa de Europa bajo un sólo poder político y un solo poder religioso separado del mismo: se reconoce la necesidad de separar moral y política, autoridad eterna y temporal.
  • La imitación o mímesis de la lengua y el pensamiento de la literatura clásica grecolatina.
  • El equilibrio en la expresión, que debe ser clara, y no recargada ni conceptuosa: “El estilo que tengo me es natural y, sin afectación ninguna, escribo como hablo; solamente tengo cuidado de usar vocablos que signifiquen bien lo que quiero decir, y dígolo cuanto más llanamente me es posible porque, a mi parecer, en ninguna lengua está bien la afectación. “(Juan de Valdés).
  • La idealización y estilización platónica de la realidad. Se pinta la realidad mejor de lo que es, se la ennoblece (nobilitare).
  • El arte humanista toma la materia popular y la selecciona para transformarla en algo estilizado e idealizado, de la misma manera que la novela pastoril recrea una vida campestre desprovista de las preocupaciones habituales al campesino. En el arte humanista no hay lugar para las manifestaciones vulgares de la plebe que se verán más tarde en el siglo XVII con el Barroco.
  • El optimismo frente al pesimismo y milenarismo medievales. Existe fe en el hombre: la idea de que merece la pena pelear por la fama y la gloria en este mundo incita a realizar grandes hazañas y emular las del pasado. La fe se desplaza de Dios al hombre.
  • El retorno a las fuentes primigenias del saber, la lectura de los clásicos en los textos originales y no a través de la opinión que dieron sobre ellos los Santos Padres y la religión católica.
  • El contraste de opiniones frente al argumento de autoridad medieval: la imprenta multiplica los puntos de vista y las discusiones, enriqueciendo el debate intelectual y la comunicación de las ideas. Se ponen de moda los géneros del diálogo y la epístola, todo lo que suponga comunicación de ideas. Se propone la libre interpretación de la Biblia y su traducción a las lenguas vulgares (Lutero), frente al reduccionismo medieval de reducir su interpretación a la del Papa u obispo de Roma (Reforma o protestantismo).
  • Ginecolatría, alabanza y respeto por la mujer frente a la misoginia medieval. Por ejemplo, el cuerpo desnudo de la mujer en el arte medieval representaba a Eva y al pecado; para los artistas humanistas del Renacimiento representa el goce epicúreo de la vida, el amor y la belleza (Venus).
  • Búsqueda de una espiritualidad más humana, interior, (devotio moderna, erasmismo), más libre y directa y menos externa y material.

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